¿Qué es la belleza
cuando no hay un canon impuesto? ¿Qué nos atraería? ¿Tendríamos un
comportamiento mucho más animal? ¿O la belleza iría mucho más allá de lo físico?
Está empezando a ser demasiado
importante para el mundo, mientras que para mí, y espero que más personas, ser
guapo de mente está cogiendo una relevancia que asusta.
Y es que, al dedicarte
un adjetivo, o al dedicarlo, siempre se hace en comparación con algo; lo
queramos o no, siempre habrá habido o hay algo que es más o que es menos.
Esto es, necesito
aclarar: cómo es oír un adjetivo claro, es decir, con la plenitud suficiente
como para que la persona a la que es dedicado se sienta única. Para esto solemos
dar uso a frases a las que añadimos algo de sofisticación, pero, cómo hacerlo
con una sola palabra, cómo con un adjetivo.
Creencia. Sí, quizás
es eso, es depositar fe en las palabras. Es más, ya no en las palabras, sino en
quien es capaz de pronunciarlas.
Es difícil intentar
explicar algo que quizás es indescriptible, es difícil pasarte por el forro
todo canon de belleza, pues hay como prototipos para todo.
Sentimientos. Sí,
basta con eso, es sentir las palabras. Es más, ya no las palabras, sino sentir
la sinceridad de quien las pronuncia.
Muchas veces me cuesta
recordar, de hecho, no recuerdo algunos momentos si no es por las sensaciones. Eso
es. Son sensaciones.
Cómo un adjetivo, dirigido a tu físico y a tu
mente, si viene de una persona en especial, es capaz de hacer sentir que el
encadenamiento de tal palabra no es producto de la comparación ligada a esos
estereotipos impuestos.
Pero hay quien
prefiere la comparación y la aceptación con lo que se ha establecido, son los
mimos que se sentirán vivos, pero no lo harán con el corazón tan abierto como quien
ha sentido que se detiene su tic-tac para abrazar la libertad que proporciona
sentirse único.