Tuve iniciativa, tomé una buena decisión, y alguna otra más;
conocí gente y salí de fiesta. He estudiado y he sido consciente de que me
juego parte del futuro. También sé que el futuro de antes ahora es mi presente
y que en un pasado, entonces, no lo hice tan mal. Perdí a alguna persona, en
algún sentido, y no dejo de arrepentirme. Mentí y me pillaron, por las tantísimas
otras veces que no lo hicieron. He besado queriendo. Abracé siempre por
necesidad. Me reí hasta llorar, y casi siempre con la misma gente; y esto es de
agradecer. He sentido rabia y tristeza hasta llorar y no siempre por la misma
gente. He discutido poco, y, para mí, como cabezona profesional, sigo teniendo
razón en las discusiones no resueltas. Me ha dolido el corazón, lo que es una
sensación nueva, y con ella otras tantas más. Salté en conciertos, impulsada
por los subidones de adrenalina y por la música. Estuve a punto de arrancarle
la cabeza a varias personas, pero me puede la conciencia; y a punto de abrazar
a otras varias, pero me puede la vergüenza. He aprendido lo que es querer a
alguien un poquito más cada día. A pesar de todo, no consigo esa capacidad que
tiene alguna gente antes de morir; ¿sabéis? Lo de aceptar la realidad es que se
me queda muy, muy grande.
No espero que os enteréis de lo que he hecho, sino que
recordéis qué habéis hecho conmigo, y que el recuerdo sea bueno. Dicen que
recordamos más las buenas cosas que las malas, pero que no olvidamos las malas
que nos sirven como lección...Espero haber dado pocas lecciones y muchos buenos
recuerdos.
Como siempre, a unos os quiero y a otros pues no. Sería
injusto decir que sí a todos, pero espero que parte de vosotros, al menos a los
que quiero, en algún momento me necesitéis; porque si no nos necesitan, no
somos nada. Hablo de necesidad cuando lo importante es qué somos, no qué
parecemos.
No seas muy hijo puta 2013.