24.2.13

A dónde vamos.

La mayoría de las veces hay una persona en la vida de todos a la que recurrimos cuando estamos asustados, o en los momentos en que ni siquiera nuestra capacidad de razonar nos ayuda a entender. Ese alguien suele estar desde los pañales, y continúa estando en el momento en que te das cuenta de que la vida, más que injusta, es un engaño.
Cuando oyes a esa persona preguntar algo sobre un tema lo suficientemente real y serio como para que nadie pueda dar una respuesta que no sea un “c’est la vie”, en ese momento, te das cuenta de que no vas a preguntar nunca más a dónde vamos cuando morimos, ni por qué estamos aquí; comienzas a ser consciente de que, quien en un momento pudo responder a cualquiera de tus preguntas inocentes con una respuesta inventada o no, se encuentra ante las mismas cuestiones que ahora te haces, ante el mismo mundo injusto y mirando a un destino, cuanto menos, incierto.
Entonces sabes que tú en algún momento, tendrás el mismo papel en la vida de alguien que aquella persona tuvo en la tuya.

10.2.13

Efe e ele i ce i de a de, o algo así.

Que te digan, con sineridad, "reina" y con ello te den la capacidad de ser responsable de una felicidad. Es un hecho totalmente simple, pero que te impulsa a seguir a delante dándole menos importancia a las adversidades, que son menos relevantes si los que laten son dos corazones.

9.2.13

Bloqueo.

¿Qué es la belleza cuando no hay un canon impuesto? ¿Qué nos atraería? ¿Tendríamos un comportamiento mucho más animal? ¿O la belleza iría mucho más allá de lo físico?  Está empezando a ser demasiado importante para el mundo, mientras que para mí, y espero que más personas, ser guapo de mente está cogiendo una relevancia que asusta.

Y es que, al dedicarte un adjetivo, o al dedicarlo, siempre se hace en comparación con algo; lo queramos o no, siempre habrá habido o hay algo que es más o que es menos.
Esto es, necesito aclarar: cómo es oír un adjetivo claro, es decir, con la plenitud suficiente como para que la persona a la que es dedicado se sienta única. Para esto solemos dar uso a frases a las que añadimos algo de sofisticación, pero, cómo hacerlo con una sola palabra, cómo con un adjetivo.

Creencia. Sí, quizás es eso, es depositar fe en las palabras. Es más, ya no en las palabras, sino en quien es capaz de pronunciarlas.
Es difícil intentar explicar algo que quizás es indescriptible, es difícil pasarte por el forro todo canon de belleza, pues hay como prototipos para todo.
Sentimientos. Sí, basta con eso, es sentir las palabras. Es más, ya no las palabras, sino sentir la sinceridad de quien las pronuncia.

Muchas veces me cuesta recordar, de hecho, no recuerdo algunos momentos si no es por las sensaciones. Eso es. Son sensaciones.

 Cómo un adjetivo, dirigido a tu físico y a tu mente, si viene de una persona en especial, es capaz de hacer sentir que el encadenamiento de tal palabra no es producto de la comparación ligada a esos estereotipos impuestos.

Pero hay quien prefiere la comparación y la aceptación con lo que se ha establecido, son los mimos que se sentirán vivos, pero no lo harán con el corazón tan abierto como quien ha sentido que se detiene su tic-tac para abrazar la libertad que proporciona sentirse único.