31.12.17

Tregua

Dije: “cero diecisiete dale tregua al corazón”
Ni puto caso.

Era enero.
Inglaterra, con su encanto y desencanto,
dejó atrás otra etapa pero no entendió de cambios.
Yo con mis movidas de ruinas y palacios,
cuando lo que estaba era al borde del barranco.

Febrero.
Descubrí un paraíso real,
el encanto de la naturaleza salvaje.
Redescubrí que los quiero a matar.
Como ya es costumbre en cada viaje.

Más meses.
El desencanto se quitó el prefijo.
De pronto, existía el trabajar con pasión.
Olvido aquello que era probable, ya ni me fijo,
y vendo mi alma ante el encanto de la redacción.

Junio I.
El amor incondicional.
Aprender lo que es currar.
La ansiedad.
La gota que colma, el precio a pagar.

Junio II. No lo sabía.
Estaba teniendo suerte.
Me enteraría en diciembre.

Julio. A vosotros.
Julio vino a robar el arte,
a romper a una compañera,
a un hermano y una madre,
a dejar, literalmente, por los suelos a unos compadres.

Julio vino a hacernos pensar qué significa una vida entera
cuando en cuestión de segundos, de repente, todo arde;
cuando el verano se destiñe y no trae frío, más bien hiela;
cuando quisiéramos gritarle a la parca que pasar así es muy cobarde.

Yo…conocí la oscuridad al ver partidos a mis hermanos,
vi la luz al descubrir su fuerza ante los estragos,
fuerza que no sabía que existía en seres humanos.

Flipé con vuestro buen beber, literal y figurado;
porque hay que tener pulso para tomar así un mal trago.
Aprendí que no hace falta andar por un camino empantanado
para que la voz no me tiemble si necesito decir que os amo.

Otoño. No sé ni cómo. Lo escribí:
Vino a traer la impotencia,
con malas noticias y con condiciones.
Vino ignorando nuestra resistencia.
Lo dije una vez: si nos cierran las puertas, abrimos balcones.”

Diciembre I. Se cerraron y se abrieron.
No sé si necesito media hora más o una vida
para que me desarmes, me restaures y te sobren piezas.
No sé si es el vino o la genialidad, pero el tiempo se me olvida
y la resaca de tu sonrisa me parte la cabeza.

Pienso en el pasado, en qué estupidez la mía
Sin embargo ¿cómo saber algo así con certeza?
 ¿cómo iba a buscar a alguien sin saber que existiría?
Habría sido como buscar en la guerra la belleza.
Y, mírame, la encontré. Este mundo y su ironía.

Diciembre II. Gracias diecisiete.
Por demostrar que aquello que nos hace daño,
nos ayuda a hacer creciente lo que parece que mengua;
por los míos, por el tiempo, por no dar tregua;
por traer un motivo para querer que pasen los años,
y que ese motivo sea tener sus corazones cerca.

26.12.17

Resaca

Frente a tu caos abro con calma el balcón,
entrando en tu guerra que, no duele, atrapa.
Ante tu all-in, pienso que vas de farol,
que al apostar a tu cuello es cuando atacas.

Abriendo con calma, en serio, el balcón
y pensando que este miedo es una errata,
llegamos a esta situación,
me vi en esta etapa.

No hablo de póker, no hablo de juegos de cartas.
Hablo de un juego de dos,
de oír la voz de esa reina que ya estaba harta,
de incendiar el reloj.

Que tanta palabra ya no hace falta,
que la razón ya no juega su rol,
que se lo ha ido robando la sinrazón.

Y sin más dilación...

Tú pones luces, cámara, acción,
ginebra y alguna canción.

Te inundo de drama y de risa el salón
y, luego, en la habitación
cerramos heridas a base de grapas,
a base de golpes verbales al corazón;
de liar, de prensar, de enviarlo al pulmón.

Cerramos heridas, los dos;
conquistando un territorio sin mapas 
y descubriendo que no es sólo el alcohol,
tu sonrisa también me provoca resaca.

8.12.17

Para más

Que abrir los balcones no era para menos.
Cierto, ya ves, es para más.
Si pasas de alturas, soy yo quien lo veo.
Mi “to be continued” no implica esperar.

Así que arrasé con las hojas, como con la calma,
y se hizo tarde, oscuro, se convirtió en madrugada.
Siendo un manojo de nervios yendo por las ramas,
fue cosa de luces, no magia, que diciembre llegara.

Y de repente…
Esta genialidad vestida de humor absurdo
hace más real lo que resultó improbable.
Me quedo con el caos, el orden pinta burdo.
Desato guerras en parajes, a menudo, ingobernables.

Al borde…
Intentando coordinar lo mental y lo verbal
para que el disparo no sea tan desagradable;
intentando recordar que hay luz en la oscuridad;
y que dejarse llevar ya es una oferta irrechazable.

Diciembre, los nervios, las manos frías, la ansiedad.
Me da por temblar.
Lo dije, no era para menos, es para más.

3.12.17

Celebrar

He hecho un columpio
con dos cuerdas de miedo,
con una tabla de dudas,
cinco clavos torcidos, dos buenos;
con los ojos cansados de no ver la Luna,
de ver el desprecio de Eros,
que una vez fue querer. Pero sólo una.

Lo he colgado de un árbol
teñido del gris del anhelo,
con hojas caducas que juegan su rol,
con raíces de quiero y no puedo
dar con la tecla que incendia el reloj.

Me balanceo y quiero parar.
Tengo el valor, la moral 
y lo pies muy cerca del suelo;
no sólo cerca, más bien al ras.
Tengo unos ojos cansados y fríos como el hielo,
que buscan creer, como Peter, en Nunca Jamás.

En el vaivén le digo al querer 
que dudo también de los Siempre Fuertes,
que no sé lo que quiero,
que estoy hecha de envidia y de celos
hacia ese valiente;
que manteniéndose entero
dice "Oye, mi límite es el cielo"
delante de toda la gente 
e, incluso, teniendo un muro enfrente.

Hoy me juro que aprendo,
que puedo,
que soy yo quien vuelo
sin columpio ni cuerdas de miedo.

Al final dará igual. 
Una caída en picado no es nada nuevo.
Lo voy a celebrar.
Abrir hoy balcones no es para menos.

14.11.17

Otoño

Vino a manchar el papel
con su perfecta complejidad,
con sus ganas de más,
de jugar y perder,
de apostar a joder,
de ganar sin ganar.

Vino a ser lo que no puede ser
con su imperfecta fugacidad.
Adelantando el atardecer.
Robando el querer.
Miento,
el enamorar.

Trajo también este frío,
que de frío no tiene nada;
cuatro hojas caducas y raras;
y un viento casi inmoral,
con tal rompernos las alas.

Apuesta a joder y a veces nos gana.
Como no es la primera vez,
sabemos contar hasta cien;
y si no nos dejan volar, soñamos desde la ventana.

Vino a traer la impotencia,
con malas noticias y con condiciones.
Vino ignorando nuestra resistencia.
Lo dije una vez: si nos cierran las puertas, abrimos balcones.

7.11.17

511

No es cosa de la paciencia,
aunque no digo "no" a un respiro.
Me sobra pensar y la ciencia
cuando el recuerdo me grita al oído,
e insiste, incansable en tornarse olvido.

Doy lo que soy, soy lo que digo,
doy lo que soy y soy lo que escribo.
Te digo: “no sé si me voy o te has ido”.
Me dices, me digo: “no sé de qué hablas”.
De romper lo irrompible con sólo palabras.
Un “adiós” este otoño me suena a crudeza,
me suena a principio y final de una historia macabra.

Son dos de cal por una de arena,
¿Lo entiendes? No me compensa.
Si un día la cuerda no está tan tensa,
que sean una de fuego, una de gas y otra de cera.
Por dar brillo a la espera,
por si entonces ardiera
e iluminara lo que merece la pena,
por si, por suerte, lo vieras.

Si igualas la cal y la arena,
avanzamos en la carretera.
Te juro que muchos quisieran,
que nadie la ha visto siquiera,
que por eso la llaman felicidad plena.

28.9.17

Ya recuerdo

Ya recuerdo qué es mío.
Recuerdo qué es tuyo.
Ahora este hastío, el vacío,
es más que un asunto de orgullo.
Ya no me joderá el frío.
Sólo echo en falta la calma,
el débil equilibrio mío,
la emoción al caerme de espaldas.

Si cierras los ojos para no ver,
no percibirás lo bien
que me sienta la estabilidad;
lo bien que me sienta  el quehacer,
el desvelo al anochecer,
la tinta, el papel y la paz de crear.

Si cierras los ojos para no ver,
si es que los vas a cerrar,
creo que no intuirás lo bien
que ahora me siento
apretando los puños para atrapar
la cordura que no anda por dentro,
suspirando con fuerza para soltar
ansiedad y demonios que siempre me encuentro.

No creo que intuyas lo bien que me va
cayendo por la adversidad,
subiendo y gritando “dame un momento”.
Pero siempre es tarde, nunca pasa na’.
Si te digo “estoy bien”, que sepas que miento.

El error camina conmigo y lo bueno se esfuma.
Si no abres los ojos,
el camino de vuelta será como hacerlo desnuda
ante miradas vacías que no prestan ayuda.
En lo que llego me quedaré con la duda
de si va a ser eterno o es otra racha cruda,
de las que a la vida con saña se anudan.

Ya recuerdo qué es mío.
Recuerdo qué es tuyo.
Y sí, vuelve a joderme ese frío.
Traigo el equilibrio hecho jirones
porque el “quiero abarcar y no puedo”,
revienta emociones.
La realidad se me va de entre los dedos
al son de la banda sonora de las sinrazones.

Ya que recuerdo qué es mío
Y recuerdo qué es tuyo,
¿qué tal compartir el afán y algún miedo?
¿qué tal si el estremecimiento no es temporal
y  jugamos a que ya no es un juego?

Con tinta, sangre y no sé qué más;
te escribo, te digo y confieso
que me muero por verte brillar,
Brillar para siempre, ya mismo y luego;
con esa elegancia que suelen gastar
los que la dejan en paz, la sueltan del cuello
y cogen de la mano a la felicidad.

21.5.17

Equilibrio

La última vez le dije a querer:
“No sé lo que quiero
y no tengo ni idea de qué me hace falta”.

Hoy  le digo al estar que no sé si estoy bien,
que este parón ya me cansa;
a la suerte que sude de cal o de arena,
que voy a incendiarle las cartas;
al escoger que no  le dé vueltas,
que la voz de esta reina empieza a estar harta;
y al mundo le miento diciendo que sí,
llenando el vacío con palabras,
jurando a diario que apuesto por mí,
que suelo llevar más de un as en la manga.

Y no.

Si de piel hacia dentro todo es un caos,
¿qué batallas se libran ahí fuera?
Si el comienzo de esto está en ningún lao’,
¿qué es lo que quiero que entiendas?

Que sin tus manos no quiero.

Aunque no sepa qué quiero
y no tenga ni idea de qué me hace falta.
Eso le dije al querer.

Sé que lo suyo es creer,
mirar hacia atrás, al ayer.

Y no.

Sé que lo mío es jugar con ventaja,
atajar todo el lío e ir más allá,

equilibrar otra vez la balanza.

30.4.17

30.04.17

Desanudar y aclarar la garganta.
Deshacerme del ancla.
Retar a mis demonios,
a ver si se piran, si saltan.

Recordar la canción que ya nadie canta.
Inhalar, exhalar. Un suspiro.
Hacer un all-in con la vida y no cartas.
Caer en picado al vacío.

Renovar adrenalina que ya caducó,
conseguir una dosis no tan oxidada.
Sumergir las heridas en todo ese alcohol.
Revolucionar corazón, mente y alma.

Abrir los ojos al ras de la tierra.
Desplegar con dureza las alas.
Mandar el deber a la mierda.
Volar sin pensar en el alba.

Hacer un hoy distinto al ayer.
Decirle al querer:
“No sé lo que quiero 
y no tengo ni idea de qué me hace falta”

6.4.17

Eres.

Eres como viajar en tren dibujando líneas rectas a mano alzada,
como dejar de creer en la magia,
permanecer en la trinchera sin ganas,
como reinventar el mundo para ver si sana.

Más que un reto, una locura.

Eres como subir sin pensar en el retorno,
como, indiscriminadamente, querer todo,
como el día en que pedí más y me diste un trono.

El que, curioso, pasa de la plata
y comprueba si se atreven con el plomo.

Eres como aguantar a la reina de las maniáticas.

Más que un reto, una locura.

El que elige  los gestos frente a las palabras,
me deja el folio en blanco
y al borde del barranco tiende la mano que me salva.

Eres casi imposible.

Y si hay un cielo, te lo has ganado.
Y si el amor implica muerte, ya me has matado.