1.11.11

Ambiciosos.

El mundo se contagia de esa expresión corporal forzada, de las amistades forzadas, de amores forzados; de una vida en general forzada, poco natural, irreal…Una vida que se acerca a una “buena” imagen social y queda muy lejos de lo que llamamos felicidad.
Tenemos un mundo plagado, lleno hasta arriba, de personas que están preocupadas de cosas que a su juicio son importantes; pero que no se dan cuenta de que desperdician parte de su vida por querer hacerlo todo forzando el transcurso real del tiempo.
Ahí está el amor, es un gran ejemplo ¿no crees? Fíjate. Tendrás cerca un montón de gente que, lo diga o no, anda preocupada por encontrar el amor, que insiste, que se fuerza a estar con alguien, a querer, a aguantar. Y a mi me gustaría decirles algo así como “Dejando de lado el amor, ¿sabes algo de las ventajas de la soledad?”
Una de las palabras más sonadas en el mundo: libertad. Vale, la que ofrece el amor; no lo pongo en duda, o quizás sí, pero no entraré al trapo. Pero no hablo de esa, hablo de la libertad que ofrece la soledad. ¿Qué no? Pues entonces dime, si no es en soledad cómo lloras sin dar explicaciones, hablas con el espejo, miras por ti, oyes los huecos que dejan las personas de tu alrededor, sonríes por tu seguridad propia, escuchas esa canción que entiende a tu yo, interactúas con la luna, sueñas con tus metas o te sientes singular… ¿Cómo? Sabes que no es posible de otra forma. Sabes de sobra que en este mundo una de las cosas que menos se fuerza es la soledad, sabes que estará ahí cuando se te rompan los esquemas, ahora sabes que ignoras qué es realmente lo bueno que ofrece, y también eres consciente de que todo lo que ofrece sólo es posible en soledad.