Vino a manchar el papel
con su perfecta complejidad,
con sus ganas de más,
de jugar y perder,
de apostar a joder,
de ganar sin ganar.
Vino a ser lo que no puede ser
con su imperfecta fugacidad.
Adelantando el atardecer.
Robando el querer.
Miento,
el enamorar.
Trajo también este frío,
que de frío no tiene nada;
cuatro hojas caducas y raras;
y un viento casi inmoral,
con tal rompernos las alas.
Apuesta a joder y a veces nos gana.
Como no es la primera vez,
sabemos contar hasta cien;
y si no nos dejan volar, soñamos desde la ventana.
Vino a traer la impotencia,
con malas noticias y con condiciones.
Vino ignorando nuestra resistencia.
Lo dije una vez: si nos cierran las puertas, abrimos balcones.