30.12.14

0.

Es trágico porque la vida huye,
porque nunca nos conocimos.
Está mal porque nadie pregunta por qué no,
porque es raro reconocer que no hay respuesta.

Cómo duele ver llorar a quienes queremos.
Sin embargo, pagaríamos por ver lágrimas de quien no está,
por toda la vida que implicaría eso.

Dolor es un nudo en la garganta,
echar de menos a quien nunca estuvo.
Felicidad es tener a alguien,
querer a quien todavía no ha llegado.

Nunca es tarde, menos cuando lo es,
menos cuando esperar no significa nada y quien se ha ido no volverá.
Nunca no, pero ahora no es tarde para mil cosas,
descartando esperar y tener miedo.

Estamos tardando.

2.12.14

Suena.

Pa' cuando el estrés tiene nombre propio y los días pierden el color. Pa' que el movimiento sea lo primero cuando el standby pesa de cojones. Pa' no llorar si no toca. Pa' apagar la luz y darte importancia. Vamos, pa' no abandonar o, al menos, pa' no hacerlo hoy; que no son horas, que mañana siempre es otro día, otro que viene con su solete bien puesto que, a veces, también tiene nombre propio.

8.11.14

Cómo.

Respiro, pienso, y siempre me falta algo. Me falta incluso lo que no he tenido nunca, pero podría haber tenido. Entonces me siento egoísta, egoísta y, además, pequeña en un mundo injusto donde, por ley de vida, tienes a cientos de kilómetros a quien te gustaría tener a dos centímetros, donde las personas se van para siempre, incluso antes de que llegues tú. Y los buenos momentos, esos siempre se van, y tú, y yo, yo también.

¿Sabes lo que dicen de "no somos nadie"? Imagínate lo bien que sienta, de vez en cuando, no ser nadie de verdad, salir a la calle y que ni un alma se fije en ti, que la sencillez de los días te ofrezca sonreír o no, ya sea porque llueva a mares o porque salga el sol. Egoísta de nuevo; porque lo lejano no está paralizado, por más que lo parezca, porque olvidar sin ser consciente, es ir construyendo un recuerdo futuro de lo que valía más que lo imaginable. Egoísta, egoístas porque somos capaces de borrar, de corromper el afecto, la amistad, las ganas y los viejos tiempos; egoístas porque bastante tenemos con que la realidad, la distancia y el tiempo nos roben a familia, amigos e ilusiones, como para echarles una mano y no ver el momento de dejar de perder, de dejar de mirar arriba sin saber, de buscar y no entender.

30.5.14

Ya no quiero estar más aquí.

No es cuestión de no tener quien te dé un abrazo y agradezca estar contigo, y tú, por supuesto agradezcas su presencia también. Lo extraño es que casi todas las personas con las que vas a estar en un día así, no son las mismas de siempre. Ni peores, ni mejores, sólo otras. Y me siento triste, os echo de menos y no lloro, porque tampoco es plan, pero vamos, que igual sí.

Todo parece más que raro a casi 34 días de estar en casa de nuevo, y con “todo” me refiero al tiempo que ha pasado y a todas esas cosas que hemos hecho, y las que no.


Y es que, en realidad, no hay nada estrictamente escrito sobre qué hacer en, lo que llamamos, fechas señaladas. Pero cuando estás acostumbrado a hacerlo y no puedes, como que no concibes la sensación. No son los regalos, ni la fiesta, ni siquiera las canciones de mierda. Es la presencia, la presencia de la gente a la que quieres, y cuando ésta pasa a ser ausencia, incluso cuando lo ha sido ya día tras día durante un tiempo, hay momentos en los que duele más.

9.2.14

Tanto, tanto.

Qué coño es la probabilidad cuando te tengo delante, aunque lejos, y me miras así. Digamos que es todo lo que da un poco igual, podríamos afirmar que es sólo otra patada pendiente que dar; un esquema innecesario que romper para hallarnos en el más mínimo porcentaje, dando esquinazo a lo más probable, eso de lo que todo el mundo habla convencido incluso sin tener idea.

30.1.14

Gris.

Las decisiones son todo lo que conllevan, son la inversión, la incertidumbre, el miedo, quizás. Son un intento, son equivocarse o dar de lleno. Son el tiempo que les dedicas desde que las eliges, también cada minuto que te arrepientes, o los que te sonríes por no haber fallado. Son en lo que te dejas la piel, son el futuro o una piedra en el camino. Son motivos que dan a luz a unos cuantos más, son lo que hay por hacer. Son querer, son las ganas de que salga bien.

12.1.14

Hay que lograrlo.

Es cuestión de desatar el nudo de la garganta con cuidado, sin derramar ni una gota por los ojos. Intentar dar pasos lentos pero firmes, mirando atrás si es necesario, porque a veces lo es. Recordar que las sonrisas tienen que durar como 80 días a unos dos mil kilómetros de distancia.
Es mentalizarse. Tener en cuenta los objetivos, porque cuando son varios pueden liarla a escondidas. Saber que hay prioridades, decirte que no quieres un futuro en el que vayas a ser una de esas personas que busca una falsa felicidad a costa de la gente; sino que la búsqueda de la felicidad no debería ser una búsqueda, porque una auténtica sonrisa no la buscas, es espontánea, la regalas sin elección. Somos súper importantes, porque ser todo lo feliz posible es lo que la mayoría quiere, y tenemos en las manos hacer feliz a una mínima parte de la mayoría.
Y es esto lo que pasa: que con un nudo en la garganta medio desatado, sin controlar muy bien los pasos que hay que dar,  mirando atrás quizá más de lo que se debe y sabiendo que hay meses y distancia de por medio, es difícil hacer feliz a alguien.

Cada vez lloro menos, ando mejor, miro menos atrás y me paso más por el forro el tiempo y la distancia. Es difícil hacer feliz a alguien en la distancia, sí, pero las cosas siempre han cambiado al generalizar diciendo “alguien” si ese alguien eres tú.

11.1.14

Días.

Cuando llega un día como hoy te das cuenta de que todo te parece poco, de que aunque hubieran sido ochenta días no sería suficiente. Es la sensación de poder haber gastado más el tiempo, la sensación de que faltan risas, besos; de que los abrazos deberían durar al menos dos minutos. Es querer volver sin ni siquiera haber salido del pueblo. Es el miedo a verme de nuevo cara a cara con la distancia, el miedo a que me gane. Y saber que no me voy a sentir tan bien, saber que parece que todo queda en standby cuando en realidad el calendario nos la juega igual. 
Luego estoy yo, sin él, sin ellas, sin vosotros, con una hora menos en el reloj.