22.3.17

De baja Atemporal.

Hoy Londres no enamora,
se ha la han vestido de negro.
Y ya sea por fuera o por dentro,
las lágrimas afloran.

Poco a poco se deslizan.
Como cuando Túnez, París, Estambul, Niza…Y un etcétera escrito con sal
que rompe e hipnotiza,
que nadie debería obviar.

Como cuando ellos tuvieron que huir,
obligados a abandonar su hogar.
Y aquí, haciendo no sé qué,
por bandera un: “no sé qué decir”,
con un amago de que sí
pero al final casi na’ de na’.
Y aquí, haciendo sí sé qué,
ignorando sin impunidad.

Ellos en tierra de nadie.
A nosotros nos deberían faltar calles para salir a gritar.
Ellos en tierra de nadie.
Y a nosotros nos falta una lección de moral: 
“Lo que se debe y no tolerar”

Hoy Londres no enamora.
Desde hace tiempo no enamora el mundo.
Quien tenga solución que hable ahora
¡Quien sepa cómo, que redirija el rumbo!

La prensa grita: “¡Extra, extra!”
sin decir nada extraordinario.

Tan sólo que se buscan culpables,
que unos llevan trajes impecables,
otros yacen bajo tierra,
están los que viven entre rejas,
los que se mueven escoltados,
otros que ni han sido mencionados…y un etcétera escrito con los dientes apretados.

Ahora el término “hipocresía” que aprendimos de adolescentes
y que tanto hemos usado con desprecio,
lo podemos utilizar para calificar a los inconscientes
que hoy somos sin previsible remedio.

Así, en la búsqueda de soluciones que pocos movilizan,
donde no cesa la generación de piedras en toda senda,
miramos hacia un sistema que más bien “inciviliza”
y enfermamos de querer felicidad y paz en esta Tierra, al igual, enferma.

Hoy Londres no enamora.
¿Esperamos a que vuelva a enamorar?
¿Quiere eso decir olvidar?

Que alguien le pregunte a su cerebro,
si es que éste se ha decidido quedar,
si no está, como tantos, de baja Atemporal.

¿Volverán?

13.3.17

Perspectiva

Querer sumar restando, luchar rindiéndome, sonreír llorando, respirar ahogándome, saltar cayendo, acertar equivocándome, avanzar retrocediendo y hablar callando. Harta.

Querer un comienzo,
tener un final,
tocar fondo.

Día 1 otra vez,
no sé de qué mes,
todavía el mismo año.

Es un buen día para respirar hondo,
matar al estrés,
escribir sin papel
y dejar de joderme de daño.

Mañana quizá 31 otra vez,
de no sé qué mes,
no soporto más días extraños.

Querer un final y, ya ves,
tener un comienzo.